Todo empezó
ayer. Siempre
Hasta ayer
yo era una niña feliz. Solía jugar en la vereda y era bastante solitaria. Ahora
que lo pienso estaba entre los otros chicos pero no me sentía contenta como los
veía a ellos. Igual me reía, así que supongo que feliz era,
Cuando fui
adolescente me sentí libre por primera vez. Pensaba que tenía un mundo por
delante y no me imaginaba ningún impedimento para hacer lo que se me ocurriese,
salvo por el hecho de que aun no sabía lo que quería. Pero todo era posible.
Sin embargo, me costaba sentirme a gusto y llegue a convencerme de que mi ayer solitario era la causa de todos
mis males. Ahora pienso esa sensación de libertad tan paradójica y me doy
cuenta de lo atada que estaba a todo, Incluida la ilusión de poder decidir por
mi cuenta.
Pareciera
que fue ayer el día en que me enamore. Todo era distinto en ese momento.
Brillaba solo con verlo y él me miraba con amor. Creí que eso era tener el
mundo a mis pies. Nos bastaba con ser uno con el otro y por primera vez sentí que
ese era mi lugar. Juntos recorrimos caminos y nos dimos besos entre sueños de
horizontes nuevos donde fundar nuestro reino de solo dos habitantes,
Un poco
después, hace ya tiempo, a sabiendas de que no hay dos sin tres nos dispusimos
a ser mas. Sumamos uno y ante tanta alegría repetimos la hazaña otra vez.
Entonces el reino creció. Con los suyos y los míos fundamos los nuestros.
Cuando nos dimos cuenta que ese era el modo de anclar estando en tierra firme
ya era ayer aquel horizonte sin nombre fijo que solíamos imaginar.
Cierro los
ojos y vuelvo a ayer, cuando me di cuenta que los retoños estaban creciendo
demasiado y el ya no tan glorioso reino prometía convertirse en un paramo
desierto, Nada era igual cuando se calmaron las turbulencias de los primeros
años que se fueron reemplazando por silenciosos cerrojos puertas adentro.
Incluidos nosotros, que ya habíamos dejado de ser aquellos dos para volver a
ser cada uno.
El amarre
se hizo vuelo y cada uno piloteo el suyo a su propio modo. Fue muy difícil
volver a andar en soledad. En ese entonces, pensar que todo empezó ayer se hizo
un modo de vivir aquellos días en que a solas, añoraba el encuentro de los
domingos con la mesa puesta para la cena, la manito infantil en la mía y el
abrazo múltiple a la hora del dormir.
En el otoño
de los besos, cada uno de los nuevos
recordaba al anterior que siempre era mejor. Comprendí que la memoria suele ser
cruel y que uno siempre intenta volver
al lugar donde ha sido feliz, aunque la canción recomiende lo contrario.
Hoy soñé con
una tarde de campo en la que estábamos todos juntos. Todos los que hoy de
alguna manera me faltan. Las manos de mi mama se confundían con las mías apretando
las de mis hijos Sentí profundamente que ayer no faltaba nada.
Me desperté
con esa sensación en la piel y el alma atravesada por la idea de haber
desperdiciado tanta plenitud de todas y cada una de esas vidas que hoy ya no están.
No se como
encarar el hoy porque sigo creyendo que todo lo importante fue ayer, aunque los
que saben se cansen de repetirme lo contrario
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