domingo, 11 de agosto de 2013

Presencia

Un extraño sentimiento marcó la diferencia entre antes y después de tu presencia…
Me detuve un instante en la mirada de los que pasan…uno a uno intenté capturar en ellos algo de mi esencia, pero fue en vano.
 Nada pudo deslumbrar mis sentidos que no fuese ese poco de vos que quedo en mí.
Me detuve en el espejo de los otros buscando tu figura y  no fue.
Y recorrí con las manos de mi memoria  la inmensidad de tu ausencia, pero no pude tocarte.
¿Qué de vos me hizo tan incierta, tan lejana de mis propias certezas que se perdieron irreparablemente en la noche de tus tiempos?
Tuve la rara impresión de que sin vos ya no puedo ser. Pero tampoco siendo con vos seria yo  la misma que entonces.
¿Qué será de mí? ¿Dónde podré volver a encontrarme más allá de este recuerdo de vos que me inunda y me sofoca?
Me pregunto de mil formas bajo qué nuevo brillo cobrará vida otra vez mi mirada y solo encuentro réplicas de tu ausencia dando vueltas por mi cabeza.
Tu presencia engaña mis sentidos aun ausente y  no me deja imaginar nuevos rumbos para mí.
Entonces caducan mis ganas en esta tarde en la que queriéndote sacar de mí no ceso de encontrarte.
Aun cuando sé que tengo que perderte para que un nuevo día amanezca en mi porvenir...


  

lunes, 5 de agosto de 2013

Soledad

Soledad…vacío que se llena de silencio, de quietud, de respuestas sin preguntas…
Calma que no cesa…inmensidad de nada…
Quiero creer que tu nombre puede curar las heridas…pero no entiendo como, ni se
porque…
Mezcla de regocijo y de hartazgo, esta soledad que me penetra extiende su territorio y
llega casi hasta donde se alarga mi mirada, justo ahí donde tus ojos no me alcanzan…
Y si bien por momentos se siente bien ser libre, en otros me encuentro cautiva de mis
propios muros, sin puentes levadizos que pudiese bajar cada tanto, en ese momento
exacto en que quisiera que atravieses mi destino…
Que te lleva cada tanto a mi? Que camino te conduce a mis aguas tantas veces
turbulentas, tantas otras estancadas en oscuros desencantos que inundan cada uno de mis
sentidos…?
Esta tarde otoñal sirve para pensarte, casi con la promesa de un futuro…pero se que tras
ese pensamiento acecha la certeza de no tenerte y de saberme nuevamente sola…
Entonces todo vuelve a punto cero…prefiero la distancia a tenerte sabiendo que te vas…
La soledad primera, que nace de un estar a solas y no de la ausencia descarnada que
arranca la piel y hace que lloviznen las lágrimas.
La inmensidad de nada vuelve a ser mi casa, mi origen, mi destino…otro destino del que
por momentos intento soñar pensándote en mi vida.
Otro destino que aquieta la tarde y hace que como un velero sin rumbo navegue aguas
que no conducen a ningún lado, pero que son conocidas y evitan la sensación de
inminente naufragio que tus manos traen a mi cuerpo.
Pensarte así, a distancia, ya no duele, pero en cada vuelta de tu presencia en mi cabeza se
aniquila la última esperanza de que un día fueses mi horizonte y mi punto de llegada.
Sin saber donde voy sigo mi camino pensando que alguna vez, aunque sea por un
segundo, hiciste que vibrara en mi la emoción de creer que podía ser otra que no soy con
vos.

viernes, 2 de agosto de 2013

Inquietante Destino

“Inquietante destino” pensé, al tiempo que abría los ojos en un nuevo y repentino despertar de esos que últimamente me suceden.
No entendí muy bien si esa  frase era parte del sueño que acababa de interrumpirse o simplemente el primer pensamiento que producía mi mente al encontrarse con la madrugada de un nuevo día.
Hace meses que empezó esta rutina de arrancar las mañanas mas temprano de lo necesario. Ya casi me acostumbre, y aunque durante el día el sueño me recuerda que no estoy durmiendo bien, fácilmente busco el modo de controlar el bostezo molesto y seguir adelante con  las tareas que debo cumplir cada jornada de mi vida.
Los primeros días me sorprendió… “Cinco de la mañana y me desperté?”. Fui al baño y volví a la cama creyendo que mis esfínteres tenían la respuesta a mi amanecer tan temprano. Pero continuar durmiendo paso a ser un enigma que no pude develar. Vueltas y vueltas en la cama me demostraban cada noche que mi caminata nocturna no servía para retomar mis producciones oníricas, que fácilmente se iban diluyendo dejando paso a la quietud de las mañanas cuando la ciudad duerme y los ruidos todavía descansan.
A medida que pasaron los días la búsqueda de sentido a mis despertares se convirtió en un desafío. Escuche atentamente los sonidos dispersos que podían ser la causa, intente capturar aromas, cambios sutiles, pequeños movimientos que pudieran tener que ver con ese repentino abrir de mis ojos al nuevo día...nada fue respuesta, ni siquiera temporaria,  a un hecho tan simple y complicado al mismo tiempo como lo es el despertar.
Mis días siguieron acostumbrándose a arrancar mas temprano, pero no logre dejar reposar la inquietud acerca del porque. Fui corriendo mis rutinas para que esas horas tuviesen un sentido, sin embargo, no pude dejar de pensar que misterio determinaba la salida de mis dulces sueños.
Mis días siguieron iguales. Las mismas actividades de siempre donde la pasión y la rutina pelean batallas mano a mano siguieron su curso y lo único que había cambiado era mi relación con el sueño y su despertar. Podría decirse que  acostarme llevaba implícita la anticipación de la búsqueda que sucedía cada madrugada, una mezcla de ansiedad con expectativa que suele preceder a los acontecimientos más importantes de mi vida.
Fue en este punto que apareció misterioso el pensamiento “inquietante destino”,  dejando abierta la puerta a una investigación que tiene la característica de que la única actividad es dejarse sorprender por la novedad, que todavía no tiene nombre. Una frase que no era ni del sueño ni de la vigilia…a que territorio pertenecía?
Los hechos se sucedían según un ritmo particular…trabajaba todo el día, volvía a casa tarde y el tiempo que me quedaba se repartía entre conversaciones con la familia, temas a organizar de la vida domestica y también de la agenda laboral, algún gustito placentero y a dormir…
Cada vez esperaba con mayor anhelo ese instante…dormirme, empezar a soñar y despertar era un vuelo  que me dejaba justo frente a esa frase que se me repetía constante “inquietante destino”
Comencé a dejarme al lado de la cama un cuadernito en el que fui escribiendo todo lo que se me ocurría. Retazos del ultimo sueño, cosas que se asociaban de lo que había sucedido el día anterior, viejas historias que venían a mi cabeza cuando los pensamientos iban armando un entretejido que solo era posible seguir para mi misma. Me tranquilizaba guardar ese cuadernito en algún lugar secreto, porque aunque sabia que mi letra es incomprensible y que no es fácil entender lo que escribía vertiginosamente tratando de que no se me escapara nada, siempre tuve la fantasía de que si me pasaba algo alguien iba a leer esos escritos y me daba mucha vergüenza la idea de que mis seres queridos bucearan en mi intimidad de ese modo…pensándolo bien, ya se quien podría hacerlo y me dan ganas de esconder mas mi cuadernito para que no lo encuentre.
Pero la gracia es tener el cuadernito a mano, porque la cabeza es tramposa, y cuando queres conservar una idea, una multitud de otras ideas aparecen, se cruzan, ponen barreras y sepultan lo primero bajo un manto de divagues que indefectiblemente hacen que  se te pierda lo que querías capturar.
Yo intentaba con mi cuadernito ir armando puentes entre mis ideas. Lograr que entre unas y otras se fueran estableciendo contactos y conexiones, para que pudiese luego recorrerlas desde distintos puntos de partida y encontrar así destinos diversos al original. Me parecía que la única forma de encontrar un sentido era metiéndome de lleno en la maraña de ideas, sensaciones y emociones que bullían en mi cabeza en cada madrugada que a esta altura esperaba como si fuese el mejor paseo que la vida podía prometerme.
 Y así pasaron días, semanas, meses…los recuerdos se fueron hilando, los hilos tejieron una historia y encontré de repente en  aquellos despertares el sentido que estaba esperando hace mucho tiempo.
Parecía como que despertar era necesario para cortar la rutina cotidiana. Un entretiempo entre la vida misma y los sueños, esa extraña mezcla de situaciones que con los ojos cerrados nos trasladan a lugares y situaciones desconocidos por las mixturas de imágenes y sentidos acoplados que como en una obra de arte abstracto, están ahí para que el observador  la interprete a gusto y piacere, aunque para el artista se despliegan ante su propia mirada como los elementos mas profundos de su interior. Aunque ningún otro se de cuenta ni el mismo aun los entienda…
Incorpore ese entretiempo como una parte fundamental de mi nueva vida. Mientras escribía mis notas en ese cuadernito, se amontonaban a mi alrededor fotos viejas, sonidos vibrantes y también silenciosos, sabores de distintos tipos y olores conocidos y otros que parecían provenir de los recónditos arcones de la memoria, tan viejos que no podía identificar con que imagen se juntaban o con que personas de mi historia tenían que ver .
Aquella frase “inquietante destino” comenzó a cobrar sentido. Ese entretiempo paso a ser el puntapié inicial para empezar a construir un puente entre cada registro de mi pasado que quedo grabado en mi memoria bajo la forma que fuese y un futuro que visto desde donde estoy parada suena tan prometedor como enigmático.
Inquietante paso a ser la definición exacta del estado que se abría camino dentro mío en cada madrugada. Eso ya lo sabía. Pero aprendí, solo después de haberlo convertido en una experiencia cotidiana, que lo de destino estaba exactamente asociado a aquella exploración que inicie y supe escribir con letra incomprensible poblada de imágenes y de todo aquello que los sentidos pusieron a mi alcance para que lo pusiera en palabras.
Hoy, después de mucho tiempo, se que mi inquietante destino tiene que ver con la búsqueda, y no con lo casi siniestro que imaginaba en aquellas mañanitas que amanecían para mi entre el sueño y el antes de despertar.