lunes, 16 de septiembre de 2013

Llueve…qué más da. 
Acá adentro todo hace presumir que el sol puede aparecer donde no está, haciendo que la lluvia de afuera no cuente.
Esperaba un gesto, una señal que me diera la clave para ser feliz.
 Sin embargo nada parecía suficiente, nada daba una clara respuesta al misterio de lograr pasar por esta vida manteniendo la sonrisa después de que la lluvia apareció en mis días
Entendí que los tiempos no curan pero hacen lo suyo.
Nada permanece eterno, ni siquiera lo irreversible.
Siempre algo cambia, algo trae un poco de alivio y un viento de calma.
Encontré que en el arcón de la memoria siempre hay sonrisas guardadas para los tiempos de escasez.
 Que se pueden revivir los anhelos desde la simple experiencia de haber sabido vivir aunque sea un instante de alegría, de plenitud.
Y así estoy en esta mañana de domingo, tratando de hacer de la lluvia el riego de las esperanzas…

Sé que es posible, qué más puedo decir?