domingo, 13 de octubre de 2013

Sin palabras

Te vi llegar, como ausente…la mirada perdida, sin rastros de aquella sonrisa que solía dibujar en un gesto tan particularmente tuyo tu rostro. Ese gesto único que bastaba para iluminar el alma y encender mis días.

Entendí que algo sucedía, pero no quise preguntar…a tu silencio, se sumó el mío que intentaba no llenar espacios con preguntas que algo dentro mío anunciaba que no eran para el momento.

Nació la noche y tu ausencia se hizo más presente aun. No podía comprender que extraño misterio opaco tu mirada, pero intuí que algo tenía que ver con la tristeza que se impregnaba en el ambiente que ahora parecía tan frío y desolado.

Me pregunte a mí misma si ese ajeno sentimiento era parte de nuestra mutua compañía.  Y no encontré nada. Ni un solo indicio que me permitiera entrar en tu no estar estando a mi lado.

Descanse mi mano sobre la tuya, tratando de que mi piel te transmitiera que yo estaba ahí. Pero un novedoso muro me impidió entrar a tu universo cerrado de amargura.

Nos fuimos a dormir sin palabras y sin promesas de sueños compartidos.

Una noche oscura que hizo de nuestra cama un maremoto de movimientos inquietos, distantes. 

Ningún dormir pudo calmar la sensación de desvelo que provocaba tu ausencia dentro de mi cama.

Y amaneció sin caricias, ni los repetidos te quiero que alegraban mis mañanas…

Te fuiste así, sin decir siquiera que estabas mal, que no podías decir... Sin palabras.

Nunca supe que paso aquel día. Y aunque hubo muchas risas más, muchas caricias y nuevas promesas  compartidas, jamás pude entender que misterio te alejo de mi lado y te llevo tan lejos de mi aunque aún estas conmigo.




lunes, 16 de septiembre de 2013

Llueve…qué más da. 
Acá adentro todo hace presumir que el sol puede aparecer donde no está, haciendo que la lluvia de afuera no cuente.
Esperaba un gesto, una señal que me diera la clave para ser feliz.
 Sin embargo nada parecía suficiente, nada daba una clara respuesta al misterio de lograr pasar por esta vida manteniendo la sonrisa después de que la lluvia apareció en mis días
Entendí que los tiempos no curan pero hacen lo suyo.
Nada permanece eterno, ni siquiera lo irreversible.
Siempre algo cambia, algo trae un poco de alivio y un viento de calma.
Encontré que en el arcón de la memoria siempre hay sonrisas guardadas para los tiempos de escasez.
 Que se pueden revivir los anhelos desde la simple experiencia de haber sabido vivir aunque sea un instante de alegría, de plenitud.
Y así estoy en esta mañana de domingo, tratando de hacer de la lluvia el riego de las esperanzas…

Sé que es posible, qué más puedo decir?

domingo, 11 de agosto de 2013

Presencia

Un extraño sentimiento marcó la diferencia entre antes y después de tu presencia…
Me detuve un instante en la mirada de los que pasan…uno a uno intenté capturar en ellos algo de mi esencia, pero fue en vano.
 Nada pudo deslumbrar mis sentidos que no fuese ese poco de vos que quedo en mí.
Me detuve en el espejo de los otros buscando tu figura y  no fue.
Y recorrí con las manos de mi memoria  la inmensidad de tu ausencia, pero no pude tocarte.
¿Qué de vos me hizo tan incierta, tan lejana de mis propias certezas que se perdieron irreparablemente en la noche de tus tiempos?
Tuve la rara impresión de que sin vos ya no puedo ser. Pero tampoco siendo con vos seria yo  la misma que entonces.
¿Qué será de mí? ¿Dónde podré volver a encontrarme más allá de este recuerdo de vos que me inunda y me sofoca?
Me pregunto de mil formas bajo qué nuevo brillo cobrará vida otra vez mi mirada y solo encuentro réplicas de tu ausencia dando vueltas por mi cabeza.
Tu presencia engaña mis sentidos aun ausente y  no me deja imaginar nuevos rumbos para mí.
Entonces caducan mis ganas en esta tarde en la que queriéndote sacar de mí no ceso de encontrarte.
Aun cuando sé que tengo que perderte para que un nuevo día amanezca en mi porvenir...


  

lunes, 5 de agosto de 2013

Soledad

Soledad…vacío que se llena de silencio, de quietud, de respuestas sin preguntas…
Calma que no cesa…inmensidad de nada…
Quiero creer que tu nombre puede curar las heridas…pero no entiendo como, ni se
porque…
Mezcla de regocijo y de hartazgo, esta soledad que me penetra extiende su territorio y
llega casi hasta donde se alarga mi mirada, justo ahí donde tus ojos no me alcanzan…
Y si bien por momentos se siente bien ser libre, en otros me encuentro cautiva de mis
propios muros, sin puentes levadizos que pudiese bajar cada tanto, en ese momento
exacto en que quisiera que atravieses mi destino…
Que te lleva cada tanto a mi? Que camino te conduce a mis aguas tantas veces
turbulentas, tantas otras estancadas en oscuros desencantos que inundan cada uno de mis
sentidos…?
Esta tarde otoñal sirve para pensarte, casi con la promesa de un futuro…pero se que tras
ese pensamiento acecha la certeza de no tenerte y de saberme nuevamente sola…
Entonces todo vuelve a punto cero…prefiero la distancia a tenerte sabiendo que te vas…
La soledad primera, que nace de un estar a solas y no de la ausencia descarnada que
arranca la piel y hace que lloviznen las lágrimas.
La inmensidad de nada vuelve a ser mi casa, mi origen, mi destino…otro destino del que
por momentos intento soñar pensándote en mi vida.
Otro destino que aquieta la tarde y hace que como un velero sin rumbo navegue aguas
que no conducen a ningún lado, pero que son conocidas y evitan la sensación de
inminente naufragio que tus manos traen a mi cuerpo.
Pensarte así, a distancia, ya no duele, pero en cada vuelta de tu presencia en mi cabeza se
aniquila la última esperanza de que un día fueses mi horizonte y mi punto de llegada.
Sin saber donde voy sigo mi camino pensando que alguna vez, aunque sea por un
segundo, hiciste que vibrara en mi la emoción de creer que podía ser otra que no soy con
vos.

viernes, 2 de agosto de 2013

Inquietante Destino

“Inquietante destino” pensé, al tiempo que abría los ojos en un nuevo y repentino despertar de esos que últimamente me suceden.
No entendí muy bien si esa  frase era parte del sueño que acababa de interrumpirse o simplemente el primer pensamiento que producía mi mente al encontrarse con la madrugada de un nuevo día.
Hace meses que empezó esta rutina de arrancar las mañanas mas temprano de lo necesario. Ya casi me acostumbre, y aunque durante el día el sueño me recuerda que no estoy durmiendo bien, fácilmente busco el modo de controlar el bostezo molesto y seguir adelante con  las tareas que debo cumplir cada jornada de mi vida.
Los primeros días me sorprendió… “Cinco de la mañana y me desperté?”. Fui al baño y volví a la cama creyendo que mis esfínteres tenían la respuesta a mi amanecer tan temprano. Pero continuar durmiendo paso a ser un enigma que no pude develar. Vueltas y vueltas en la cama me demostraban cada noche que mi caminata nocturna no servía para retomar mis producciones oníricas, que fácilmente se iban diluyendo dejando paso a la quietud de las mañanas cuando la ciudad duerme y los ruidos todavía descansan.
A medida que pasaron los días la búsqueda de sentido a mis despertares se convirtió en un desafío. Escuche atentamente los sonidos dispersos que podían ser la causa, intente capturar aromas, cambios sutiles, pequeños movimientos que pudieran tener que ver con ese repentino abrir de mis ojos al nuevo día...nada fue respuesta, ni siquiera temporaria,  a un hecho tan simple y complicado al mismo tiempo como lo es el despertar.
Mis días siguieron acostumbrándose a arrancar mas temprano, pero no logre dejar reposar la inquietud acerca del porque. Fui corriendo mis rutinas para que esas horas tuviesen un sentido, sin embargo, no pude dejar de pensar que misterio determinaba la salida de mis dulces sueños.
Mis días siguieron iguales. Las mismas actividades de siempre donde la pasión y la rutina pelean batallas mano a mano siguieron su curso y lo único que había cambiado era mi relación con el sueño y su despertar. Podría decirse que  acostarme llevaba implícita la anticipación de la búsqueda que sucedía cada madrugada, una mezcla de ansiedad con expectativa que suele preceder a los acontecimientos más importantes de mi vida.
Fue en este punto que apareció misterioso el pensamiento “inquietante destino”,  dejando abierta la puerta a una investigación que tiene la característica de que la única actividad es dejarse sorprender por la novedad, que todavía no tiene nombre. Una frase que no era ni del sueño ni de la vigilia…a que territorio pertenecía?
Los hechos se sucedían según un ritmo particular…trabajaba todo el día, volvía a casa tarde y el tiempo que me quedaba se repartía entre conversaciones con la familia, temas a organizar de la vida domestica y también de la agenda laboral, algún gustito placentero y a dormir…
Cada vez esperaba con mayor anhelo ese instante…dormirme, empezar a soñar y despertar era un vuelo  que me dejaba justo frente a esa frase que se me repetía constante “inquietante destino”
Comencé a dejarme al lado de la cama un cuadernito en el que fui escribiendo todo lo que se me ocurría. Retazos del ultimo sueño, cosas que se asociaban de lo que había sucedido el día anterior, viejas historias que venían a mi cabeza cuando los pensamientos iban armando un entretejido que solo era posible seguir para mi misma. Me tranquilizaba guardar ese cuadernito en algún lugar secreto, porque aunque sabia que mi letra es incomprensible y que no es fácil entender lo que escribía vertiginosamente tratando de que no se me escapara nada, siempre tuve la fantasía de que si me pasaba algo alguien iba a leer esos escritos y me daba mucha vergüenza la idea de que mis seres queridos bucearan en mi intimidad de ese modo…pensándolo bien, ya se quien podría hacerlo y me dan ganas de esconder mas mi cuadernito para que no lo encuentre.
Pero la gracia es tener el cuadernito a mano, porque la cabeza es tramposa, y cuando queres conservar una idea, una multitud de otras ideas aparecen, se cruzan, ponen barreras y sepultan lo primero bajo un manto de divagues que indefectiblemente hacen que  se te pierda lo que querías capturar.
Yo intentaba con mi cuadernito ir armando puentes entre mis ideas. Lograr que entre unas y otras se fueran estableciendo contactos y conexiones, para que pudiese luego recorrerlas desde distintos puntos de partida y encontrar así destinos diversos al original. Me parecía que la única forma de encontrar un sentido era metiéndome de lleno en la maraña de ideas, sensaciones y emociones que bullían en mi cabeza en cada madrugada que a esta altura esperaba como si fuese el mejor paseo que la vida podía prometerme.
 Y así pasaron días, semanas, meses…los recuerdos se fueron hilando, los hilos tejieron una historia y encontré de repente en  aquellos despertares el sentido que estaba esperando hace mucho tiempo.
Parecía como que despertar era necesario para cortar la rutina cotidiana. Un entretiempo entre la vida misma y los sueños, esa extraña mezcla de situaciones que con los ojos cerrados nos trasladan a lugares y situaciones desconocidos por las mixturas de imágenes y sentidos acoplados que como en una obra de arte abstracto, están ahí para que el observador  la interprete a gusto y piacere, aunque para el artista se despliegan ante su propia mirada como los elementos mas profundos de su interior. Aunque ningún otro se de cuenta ni el mismo aun los entienda…
Incorpore ese entretiempo como una parte fundamental de mi nueva vida. Mientras escribía mis notas en ese cuadernito, se amontonaban a mi alrededor fotos viejas, sonidos vibrantes y también silenciosos, sabores de distintos tipos y olores conocidos y otros que parecían provenir de los recónditos arcones de la memoria, tan viejos que no podía identificar con que imagen se juntaban o con que personas de mi historia tenían que ver .
Aquella frase “inquietante destino” comenzó a cobrar sentido. Ese entretiempo paso a ser el puntapié inicial para empezar a construir un puente entre cada registro de mi pasado que quedo grabado en mi memoria bajo la forma que fuese y un futuro que visto desde donde estoy parada suena tan prometedor como enigmático.
Inquietante paso a ser la definición exacta del estado que se abría camino dentro mío en cada madrugada. Eso ya lo sabía. Pero aprendí, solo después de haberlo convertido en una experiencia cotidiana, que lo de destino estaba exactamente asociado a aquella exploración que inicie y supe escribir con letra incomprensible poblada de imágenes y de todo aquello que los sentidos pusieron a mi alcance para que lo pusiera en palabras.
Hoy, después de mucho tiempo, se que mi inquietante destino tiene que ver con la búsqueda, y no con lo casi siniestro que imaginaba en aquellas mañanitas que amanecían para mi entre el sueño y el antes de despertar.



jueves, 18 de julio de 2013

No te encuentro...

Sali a caminar y no te encuentro. Pensaba que  ibas a estar justo ahí cuando mi mirada recorriera la infinidad de rostros que habitan la mañana de buenos aires. Pero no fue asi.
Es lógico, quien podría encontrar a alguien tan conocido, tan familiar caminando entre la multitud afuera de la casa donde habitamos.
Y es que te busque primero adentro, abriendo cada habitación, buceando en cada recoveco, en cada espacio escondido. Pero no, no estabas
Amaneci teniendo la sensación de que algo me faltaba. El pecho estaba agitado, el sudor me cubria y no pude discernir si era un sueño, o la habitación demasiado calefaccionada. Tal vez algún ruido que me llevo por los terrenos de un miedo perdido en el horizonte lejano de la niñez.
Las horas de la madrugada son traicioneras. Hacen del desvelo el caldo de cultivo de escenas siniestras mas por lo poco reales que por maliciosas. Una se cree que todo puede suceder. Están los fantasmas que la culpa activa, tan reales que dan ganas de salir corriendo. Y están los otros, los sueños dorados que parecen tan alcanzables que hasta hacen doler la piel que intenta sentir lo que hace tiempo se le niega.
Y asi me desperté, luego de volver a dormirme habiendo corrido tras los rastros de la culpa por enésima vez y dejando sobrevolar en mi interior la esperanza de un nuevo dia en esas maravillosas imaginerias que me acunaron prometiéndome un mañana mejor.
Me desperece y mientras me preparaba el desayuno el corazón se acelero mas. Mire a mi alrededor, y la sensación de vacio empezó a subir desde mi pecho y fue inundando poco a poco cada uno de mis sentidos. Un manto oscuro se fue esparciendo lentamente por la casa, que sin saber porque, ante mis ojos, iba perdiendo el brillo que supo tener en la madrugada una vez ahuyentados los miedos de la noche y vuelta a dormir.
Como en una película de terror, me olvide del microondas y sali apresurada, intentando ganarle algún espacio a la oscuridad que iba al ras de piso penetrando cada espacio del lugar. Esperaba llegar a tiempo para sellar algo y poder mantener alguna forma de esa luz que ilumino mis sueños. No llegue.
Volvi a mi desayuno con el pecho cabalgando, pero en descenso. Procure recuperar algún pensamiento que me diera vida. Y sentí como un cráter se abria paso entre los sueños que caian uno a uno  de forma estruendosa en él, esfumándose ante mi esfuerzo  por retener  tan solo un poquito de ellos, aunque apenas fuese por un rato mas.
Ya está. Vaciada de sueños me dispuse a desayunar. Asi me sente, tratando de pensar como hacer para sobrevivir a este agujero, aunque la única respuesta que conseguí fue la nada misma. Nada en mi que me diga que estoy viva…
En mi intento desesperado, trate de ejercitar la memoria y traer recuerdos de cuando aun estaba encendida y no sobreviviendo como en este tiempo. Fotos de colores, de formas y tamaños distintos, de lugares diferentes, de otros tiempos, recorrieron mi pensamiento como en un desfile. Y yo aplaudi mentalmente esos instantes de mi vida. Porque hay algo que nunca cambió y es que jamas me arrepentí de las decisiones que he tomado.
Como consecuencia de ello es que la selección de fotos no incluye los momentos de pago o de consecuencias. Solo instantes felices, un perenne sentirme yo en lo que elegi. La impagable sensación de placer poco factible de comparar con ninguna otra cosa en esta tierra.
Mi álbum mental esta lleno de esas instantáneas. Puedo decir que su tamaño es directamente proporcional al vacio inmenso que se abrió en mi desde hace un tiempo. Desde hace bastante tiempo podría decir,  para mi gusto.
Pase revista una a una, y tan solo logre que corrieran en mi cuerpo sensaciones parecidas a aquello que vivi…pero no iguales. Efímeras, intensas, pero tan breves que casi ni logre siquiera capturar una pizca de su esencia.
Vuelvo al café, sigue Nada adentro mio…casi la misma Nada que queda en la taza luego de haber llegado hasta el fondo sin darme cuenta, prácticamente de un solo trago.
Un impulso me dice que debería buscar en lo rincones de mi casa…me levanto imprevistamente y salgo a recorrer, palmo a palmo cada espacio, intentando encontrar por esos lugares algo de lo que fui. Retazos de mi ser, imágenes de una mujer que solia ser feliz.
Descubri que la casa no me guarda. Al vacio interno, le sucedieron una infinita cantidad de vacios mas pequeños, despojados de todo aquello que pudiesen reconocer mis sentidos.  Vague casi toda la mañana, hasta que fui perdiendo el interés ya que todo sabia a Nada, a sinsabor, a penumbra…
Y ahora que me miro, puedo contarte que en ese mismo momento fue cuando decidi salir a buscarte en la calle. Te busque en la mirada perdida de los transeúntes que ni siquiera registraron mi  mirada. Un pase indefinido de personas que, aunque todas distintas, eran iguales frente a mis ojos. La misma ausencia de brillo, la misma penumbra afuera que adentro. En casa y en la calle. En mi y en los otros, esos otros que inadvertidos desfilaron por miles frente a mi sin saber siquiera que yo existo, sin saber yo que ellos existen en algún lugar.
Camine y camine, todos los sentidos puestos en una búsqueda que cada vez apagaba mas los latidos de mi corazón. Intentando encontrar una mirada, encontré solo ojos vacios. Pretendiendo encontrar un suspiro, mis oídos se llenaron de ruidos vanos y ensordecedores. Tratando de encontrar un aroma conocido, mis sentidos se colmaron de olores nauseabundos y despojados de valor para mi.
Entonces volvi a casa. Y aca estoy, mirando a mi alrededor esperando encontrarte de algún modo. Lentamente me voy acercando al espejo, miro lo que en el hay y entiendo de repente, sin aviso y sin explicación, que estas ahí, dentro de esa cascara que hoy soy, escondiéndote tan profundamente que no te llego a ver.


domingo, 26 de mayo de 2013


Soledad…vacío que se llena de silencio, de quietud, de respuestas sin  preguntas…
Calma que no cesa…inmensidad de nada…
Quiero creer que tu nombre puede curar las heridas…pero no entiendo como, ni se porque…
Mezcla de regocijo y de hartazgo, esta soledad que me penetra extiende su territorio y llega casi hasta donde se alarga mi mirada, justo ahí donde tus ojos no me alcanzan…
Y si bien por momentos se siente bien ser libre, en otros me encuentro cautiva de mis propios muros,  sin puentes levadizos que pudiese  bajar cada tanto, en ese momento exacto en  que quisiera que atravieses mi destino…
Que te lleva cada tanto a mi? Que camino te conduce a mis aguas tantas veces turbulentas, tantas otras estancadas en oscuros desencantos que inundan cada uno de mis sentidos…?
Esta tarde otoñal sirve para pensarte, casi con la promesa de un futuro…pero se que tras ese pensamiento acecha la certeza de no tenerte y de saberme nuevamente sola…




domingo, 19 de mayo de 2013


Entre sombras me busco. Sueño sin dormir un mundo donde no puedo entrar cuando me pienso.
Busco la misma sensación de aquellos tiempos donde todavía era yo, y desconocía eso ajeno que me hizo ser alguien distinta de mí.
Lejos estoy de todo, de cada parte que fui, de cada parte que seré, de cada nuevo destino…
Estarás ahí cuando no sepa dónde ir? Sabrás que busco en vos encontrarme, volver a ser?
Inmenso es el camino para volver a casa…miro atrás, mas no encuentro retorno. Volver no es posible...
Por delante un infinito. Un no saber. Una pregunta y un enigma. Ausencia de respuesta a cada paso.
Solo sé que me gustaría no estar tan inmensamente sola dentro de mi.
Olvidar de mi piel estos muros  que me hacen flotar entre todo sin estar. Entre todos sin poder sentirme una más, aun siendo distinta…
Habrá un futuro? Porque la noche parece decirme que más allá no hay nada…que más allá solo hay oscuridad…un no poder  ver.
Desearía volver a mirar con ganas, entrever en las sombras un atisbo de luz, una pequeña ilusión….y volver a sentir que existo y que soy…que tengo un porque…que vale la pena seguir acá aun cuando me cuesta encontrarme.

jueves, 24 de enero de 2013


Abro los ojos ...un nuevo dia asoma infinito de luz en Buenos Aires y tengo la sensacion de volver a nacer...
Cada vez que esto sucede, cada dia que siento un nuevo despertar es porque vengo de la sensacion del roce de la muerte que aunque estuvo cerca, me dejo con vida...
Es dificil explicar que se siente...se parece mas a un vacio que a la cotidianeidad llena de imagenes y pensamientos...una nada...un agujero sin recuerdos.
La vuelta a pensar calculo que todo lo complica. Sera por eso que no duermo casi de noche? Y que se me impone la necesidad de despertar temprano, como si quisiera ahorrar en muerte y ganar en vida?
Hoy volvi a madrugar, cuando deberia estar durmiendo para reponerme de todo ese esfuerzo que me llevan los dias de mi vida. Pero no puedo resistirme a abrir los ojos, ver asomar el sol entre los edificios y saber que atras de ellos esta el rio, que me espera para tranquilizar mis pupilas...es poco, lo se...pero hoy me alcanza.
Respirar el aire de la mañana me puede, desde siempre...la calidez del amanecer aun en plena ciudad me calma y me encuentro yo, sola conmigo misma. Y adoro esa sensacion inigualable de ser sin ninguna regla, sin ningun requisito.
Asoma tambien en la calma la certeza de que en esa nada se esconden preguntas...tal vez recuerdos que no se si quiero recordar...una mezcla de curiosidad y de no querer saber que en su ambiguedad no se aparta de mi...
Por ahora quedaran ocultas en el acto mismo de despertar temprano, mas alla de la tranquilidad que siento...
Y dejare que amanezcan nuevos dias intentando retener la maravillosa sensacion de estar viva, la bella placidez sin recuerdos que hace que la vida hoy sea una fiesta de los sentidos...